Hace ya bastante conté una anécdota en mi otro blog sobre gigantes rojas y sustos absurdos. Hoy voy a abundar en el tema pero en serio. En realidad, aunque lo que contaré ocurrirá dentro de unos 5.000.000.000 años, y ya no estaremos aquí como individuos, si es que estamos como especie, a mí al menos este inexorable futuro me produce cierta desazón.
El sol es una inmensa bomba termonuclear. Quema hidrógeno mediante dos reacciones nucleares, a saber, cadenas protón-protón y ciclo CNO o de Bethe. En estos momentos se encuentra en lo que los astrónomos llaman secuencia principal y ahí seguirá mientras el hidrógeno que hay en su núcleo sea suficiente.
Pero cuando este se agote, el sol se derrumbará sobre sí mismo (colapsará) y la presión resultante encenderá la siguiente capa de hidrógeno. Esto se repetirá, y el sol irá quemando capas de hidrógeno cada vez más exteriores e inflandose y expulsando masa. Las órbitas de los planetas aumentarán sus radios como consecuencia de la pérdida de masa solar, pero aun así el sol engullirá a Mercurio y a Venus (No a la Tierra). También se habrá enfriado hasta los 2000 K (actualmente su temperatura superficial es de 5000 K). Al enfriarse, su color será rojo. Se habrá convertido en una gigante roja.
Aunque más frío, también estará más cerca. Las rocas se fundirán. El sol llenará el cielo de este a oeste. La noche será breve. No habrá vestigio en la tierra de nuestro paso por ella, pues si algo hubiese sobrevivido a los 5.000.000.000 años que hay de hoy a esos días, el sol se encargará de fundirlo.
Esto ocurrirá durante unos 1.000.000.000 años, tiempo en el que el sol emitirá cada vez más materia, y después quemará helio y seguirá emitiendo capas y capas de materia.
Una vez acabe el helio, el sol se colapsará convirtiendose en enana blanca, una estrella cuya presión al colapsarse no ha podido encender el carbono y por tanto nunca más arderá, se irá enfriando poco a poco.
La enana blanca resultante se verá desde nuestro planeta como un disco enormemente brillante aunque muy pequeño, casi puntual. El amanecer y el anochecer serán instantáneos, y las sombras serían enomemente perfiladas en una tierra sin atmósfera si no fuera porque la intensa radiación ultravioleta emitida por el sol romperá todos los enlaces moleculares de cualquier sustancia que esté a su alcance, de modo que la superficie estará cubierta por una niebla de plasma.
Poco a poco, la estrella se irá enfriando y todo lo que quedará de ella y de nuestro mundo azul será un resíduo frío.
El sol es una inmensa bomba termonuclear. Quema hidrógeno mediante dos reacciones nucleares, a saber, cadenas protón-protón y ciclo CNO o de Bethe. En estos momentos se encuentra en lo que los astrónomos llaman secuencia principal y ahí seguirá mientras el hidrógeno que hay en su núcleo sea suficiente.
Pero cuando este se agote, el sol se derrumbará sobre sí mismo (colapsará) y la presión resultante encenderá la siguiente capa de hidrógeno. Esto se repetirá, y el sol irá quemando capas de hidrógeno cada vez más exteriores e inflandose y expulsando masa. Las órbitas de los planetas aumentarán sus radios como consecuencia de la pérdida de masa solar, pero aun así el sol engullirá a Mercurio y a Venus (No a la Tierra). También se habrá enfriado hasta los 2000 K (actualmente su temperatura superficial es de 5000 K). Al enfriarse, su color será rojo. Se habrá convertido en una gigante roja.
Aunque más frío, también estará más cerca. Las rocas se fundirán. El sol llenará el cielo de este a oeste. La noche será breve. No habrá vestigio en la tierra de nuestro paso por ella, pues si algo hubiese sobrevivido a los 5.000.000.000 años que hay de hoy a esos días, el sol se encargará de fundirlo.
Esto ocurrirá durante unos 1.000.000.000 años, tiempo en el que el sol emitirá cada vez más materia, y después quemará helio y seguirá emitiendo capas y capas de materia.
Una vez acabe el helio, el sol se colapsará convirtiendose en enana blanca, una estrella cuya presión al colapsarse no ha podido encender el carbono y por tanto nunca más arderá, se irá enfriando poco a poco.
La enana blanca resultante se verá desde nuestro planeta como un disco enormemente brillante aunque muy pequeño, casi puntual. El amanecer y el anochecer serán instantáneos, y las sombras serían enomemente perfiladas en una tierra sin atmósfera si no fuera porque la intensa radiación ultravioleta emitida por el sol romperá todos los enlaces moleculares de cualquier sustancia que esté a su alcance, de modo que la superficie estará cubierta por una niebla de plasma.
Poco a poco, la estrella se irá enfriando y todo lo que quedará de ella y de nuestro mundo azul será un resíduo frío.
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